lunes, 13 de junio de 2011

Está ahí.

Tan solo veo ese cuadrito de colores en mi pantalla y se me revuelve el alma, sé que estás allí en algún lugar de Caracas un poco más cerca que antes e igualmente más lejos, un ícono puede traerte miles de recuerdos, una simple imagen, una canción, el nombre de un artista, un olor, un color, puede fácilmente evocarme tu boca, el lunar sobre tu boca, tu piel, tu ojos miel, tu voz...
Ese poeta de palabras enredadas, de cabellos grises, que sabe como hacerme sonreir cuando debería llorar, ese de la camisa púrpura y anillo de oro en el dedo anular, el que se paraba frente a mí a  intentar hacerme entender lo que el arte se vive y no se piensa, ese que amé, odié y volví a amar sin que se enterara de ello...
No, son solo legos de varios colores.

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