miércoles, 18 de mayo de 2011

Camino encharcado

Llegué con el cabello húmedo por la lluvia y el frío incrustado en los huesos, la cara pálida y los ojos un poco más hondos de lo normal, me tiré en mi cama y una lágrima salió para acompañarme.
Mis manos estaban temblorosas y el corazón latía de manera irregular dentro de mi pecho, respirar profundo no servía de nada. Entré al salón para hablar con él, no se detuvo y me instó a que lo siguiera, no era algo difícil lo que pedía, pero sería de gran ayuda para mi revista. Sin mirarme se negó a ayudarme, me detuve en medio de la escalera, él volteó y fijó sus ojos en los míos, hacía tiempo que no tenía su atención de esa manera, vi sus ojos perfectamente redondos y casi pude calcular su diámetro con la vista, se había negado y nada de lo que dijera después me serviría, sentí el rechazo, me sentí estúpida, mi edad disminuyó con cada segundo y me sentí un bebé insignificante a quién nadie escucha o presta atención a  sus opiniones, mis manos volvieron a temblar y mi temperatura bajó lo suficiente como para matar de un susto a cualquiera que tocara en ese momento, subí las escaleras lo más rápido que mis piernas heladas, tiesas e inútiles me lo permitieron. Entré en el salón y deseé nunca haber salido de ahí, me hundí en el asiento sin mirar al rededor, aguanté durante dos horas el nudo en la garganta que se acrecentaba al unirse a mi frustración de no poder hacer nada bien por tener la cabeza rodando escaleras abajo, repitiendo la escena una y otra vez, su mirada hipócrita y sus disculpas vacías, la manera en que  me dio la espalda y mi silencio sepulcral al pie de la escalera, convertida en una perfecta escultura de hielo.
Me marché siguiendo el camino encharcado por la llovizna, con la capucha puesta y la mirada gacha; no intenté fingir la sonrisa, de cualquier forma siempre he sido mala para el teatro.

lunes, 16 de mayo de 2011

Mañana


Mañana estaré allí y tú también, como la primera vez, yo sonreiré y tú me mirarás, yo querré borrar tu pasado como si fuera un libro escrito a lápiz, yo querré tener ese derecho. Yo sería esa ladrona que robe tu experiencia, que te aprisione en mi mirada. Sí, no tengo ese derecho, nadie lo tiene, tú eres y seguirás siendo esa estrella que no se puede agarrar con la mano.
Mañana será el día en que todos mis pensamientos queden vacíos de contenido lógico y racional, quedaré perdida sabiendo que ya no te veré, sabiéndote fugaz, sabiéndote nunca mío, nunca cerca, sabiendo que te desvanecerás, que se irá tu espejismo, que no hay agua en el desierto, que nunca la hubo, que mi sed jamás cesó, que imaginarte solo acrecentó la sequedad en mi garganta y que tu marcha ahora me deja sola, sola como siempre, cuestionando mi cordura por amar lo que no existe, por amar una visión, por querer abrazar al aire, por querer nadar en las nubes, por querer llegar a una estrella con una simple escalera.