jueves, 1 de marzo de 2012

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Quise besarte, lo pensé, miré tus labios con detenimiento, memoricé cada parte de ellos, cada curva, casi sentí la textura con solo mirarlos, cerré tus ojos, besé tus mejillas, tus ojos, tu cuello, bordeando tus labios, llegando tan cerca, tan cerca, te tenía allí, pude hacerlo, podía dejarme llevar, estaba fuera de mí, o quizá más dentro de mí de lo que jamás he estado, tan cerca de todas las veces que te he besado en sueños, en ese momento ¿Qué costaba convertirlos en realidad? tres centímetros me separaban del olvido, en un momento todo podía cambiar, lo pensé una vez más, después de mil veces, lo volví a pensar, entonces me di cuenta de que eso jamás ocurriría, de que estábamos condenados a ser dos imanes separados por un cristal. Siempre estaré anhelante de ese beso, siempre recordaré que pude hacerlo, siempre veré sus labios y morderé los míos, siempre tendré sed y ni siquiera tendré el consuelo de morir.

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